Tener una identidad visual es fundamental, pero aplicarla correctamente en los distintos canales físicos y digitales es igual de importante. Una marca no vive solo en un logo o en una paleta de colores: vive en cada punto de contacto con el público. Y si esa aplicación es inconsistente o incorrecta, puede generar confusión, afectar la percepción de profesionalismo o incluso transmitir un mensaje equivocado.
Acá te contamos los errores más comunes que se cometen al implementar una identidad de marca:
1. Usar versiones distintas del logo sin criterio Uno de los errores más frecuentes es modificar el logo según conveniencia, sin seguir un manual de uso. Cambiar proporciones, colores, tipografías o agregarle elementos puede hacer que la marca pierda fuerza y reconocimiento.
2. No respetar las tipografías definidas Usar diferentes tipos de letra según el soporte (impresos, redes, web, carteles) hace que la comunicación se vea desordenada y sin cohesión. La tipografía es parte del tono de voz visual.
3. Cambiar los colores arbitrariamente Cada color tiene una función en la identidad. Alterarlos o elegir tonos que no pertenecen a la paleta puede desdibujar la marca. Esto se nota especialmente en redes sociales y materiales impresos.
4. Aplicar el logo sobre fondos que dificultan su lectura Subestimar el contraste entre el logo y el fondo puede afectar su visibilidad. Un logo que no se distingue pierde completamente su función.
5. No adaptar la marca a los formatos digitales No todas las versiones del logo o los diseños sirven para redes, sitio web, banners o aplicaciones. Hay que adaptar los elementos a cada formato, sin perder coherencia.
6. No contar con versiones del logo para diferentes usos Idealmente, una marca tiene versiones horizontales, verticales, en positivo, negativo, con y sin isotipo. Si no están definidas, se improvisa, y eso genera caos visual.
7. No aplicar correctamente el «espacio de respeto» del logo El logo necesita un área libre a su alrededor para respirar visualmente. Pegarle otros elementos encima o al costado lo hace ver apretado y poco profesional.
8. No tener consistencia entre lo físico y lo digital Una marca debe ser coherente en sus tarjetas, vidrieras, sitio web, redes sociales y mails. Si cada soporte tiene un estilo distinto, parece que fueran marcas diferentes.
9. Usar bancos de imagen que no representan a la marca Las fotos genéricas que no tienen relación con la identidad, el producto o el público objetivo alejan al cliente en vez de acercarlo. La imagen también comunica.
10. No capacitar al equipo en el uso de la marca No sirve tener un manual si nadie lo conoce. Es clave que todas las personas que diseñan, comunican o venden la marca sepan cómo aplicarla correctamente.
Conclusión
La coherencia es uno de los pilares de una marca fuerte. Y esa coherencia se construye cuidando cada detalle. Aplicar bien la identidad visual es una muestra de profesionalismo, respeto por el público y claridad en la comunicación. Si tenés dudas sobre cómo hacerlo, siempre podés apoyarte en un equipo que te ayude a ordenar y potenciar tu presencia en todos los canales.